La espiritualidad está en la calle, dispuesta a honrar un corazón roto, a dar aliento a nuestras emociones más profundas, e inundar con luz nuestra vulnerabilidad.
Desde mi humilde opinión… el despertar no tiene nada que ver con el positivismo, la no dualidad, o la creencia de que estás más elevado al escapar de la realidad ordinaria. No se trata de separar la no dualidad de la dualidad, esperando alcanzar un estado de conciencia pura, la iluminación, o una dimensión más elevada. No es disociarse de lo realmente importante de tu vulnerable condición como ser humano, aquí, explorando cada instante de tu experiencia.
Para mí, el despertar es un «sí» a la vida. Honrando todas sus formas, viendo la belleza en su totalidad. El miedo, la rabia, la duda y la confusión forman parte de lo sagrado, al igual que la alegría, y la libertad.
Me inclino ante mi humanidad, para vivirla y amarla en todas sus formas de expresión. Para vivirla y sentir la verdad en este instante, siendo capaz de experimentarla plenamente.
Atreverme a decir «no» a la perfección y a la compasión ingenua, y decir «sí» al éxtasis del momento. Equivocarme, tener dudas y caer en el dolor; y a su vez, bailar, cantar y gozar de la alegría en este desorden de contrarios, con la humildad en mi corazón de ser humana.
Así, exploro la incertidumbre. Quizás encuentre cobijo o frustración, acogimiento o soledad. No sé cómo, ni dónde, si encontraré alegrías o desilusiones. Pero saldré con el coraje de adentrarme en la aventura de la vida, honrando mi corazón roto y dándole aliento para imbuirlo de luz.
Toda forma es sagrada. El espíritu está en la calle.
Soy el infinito divino, pero también en él se acoge mi ser frágil y humano, mi vulnerabilidad, mis anhelos y heridas. Toda forma es sagrada: el sexo, la oración, el miedo y el amor. Un baile entre opuestos, como Zorba y Buda.
Y hoy, siento mi dolor como una llamada a volver a casa, donde descansan los opuestos en esa calma infinita.
Personalmente, y desde la humildad en mi corazón, creo que, el sueño de la perfección y la certeza han sido destruidos. Los falsos gurús conocedores de la «verdad suprema» están siendo destronados. El ideal de un Dios basado en el miedo, en una realidad disfrazada de felicidad y altas vibraciones, no tiene cabida en esta nueva humanidad que entre todos estamos construyendo.
El nuevo Dios eres tú, cada uno de nosotros con nuestras contradicciones, incluyendo el «no» y el «sí.» Consciente, divino y humano también.
Así que ya no estamos dormidos. El espíritu está en la calle, descubriendo que nuestra humanidad es lo que nos conecta con nuestra expresión divina, acogiendo todo lo que somos. Y así, podemos encontrarnos los unos a los otros