Descubriendo…
Las emociones activan en nuestro cuerpo determinadas sustancias químicas, como la adrenalina, el cortisol, la dopamina o la serotonina, y cada uno de estos elementos hace que nos sintamos de una forma determinada. Por ejemplo, la adrenalina activa mecanismos de huida y defensa, o la dopamina, el entusiasmo y la motivación. A medida que repetimos una y otra vez nuestros patrones emocionales, aumentamos, literalmente, nuestra adicción a las sustancias químicas que generan.
¿Te identificas?
¿Repites siempre los mismos pensamientos, generando las mismas emociones, la misma actitud y los mismos resultados?
A lo largo de nuestra vida, vivimos bajo la influencia de patrones inconscientes creados en nuestro pasado, y si a ello le añadimos experiencias traumáticas o negativas, vivimos en un estado de supervivencia permanente, en un estado de alerta y estrés continuo.
Hace unos años, cursé un postgrado en adicciones y comprendí cómo las sustancias exógenas influyen psicológicamente en el consumidor, lo que me llevó a la comprensión de que yo misma era adicta a mi propio estado de ánimo. No solo es adicto el que consume sustancias; nuestra química interna también genera adicción.
Ahora observa
¿Sabías que antes de consumir cocaína se da un aumento de dopamina?
Es interesante observar cómo un mero pensamiento es capaz de activar nuestra química interna.
Piensa en un limón. ¿Qué sientes?
Seguramente, tus glándulas salivares se han activado… Es interesante cómo un pensamiento puede producir una reacción en nuestro cuerpo.
Nuestros pensamientos crean emociones que, a su vez, procesan neuropéptidos en nuestro cuerpo, un conjunto de sustancias químicas que se activan solo con un pensamiento.
¿Y tú crees que no eres adicto? Toma conciencia de cómo tus emociones generan una química interna que,
a base de repetición, el cuerpo demanda una y otra vez.
Victimismo, queja constante, rabia, inconformismo, culpa, desvalorización, entusiasmo exagerado… Observa qué patrón guía tu día a día.
¿Te creías inmune?
¿Cuántas veces tienes pensamientos negativos o te sientes impotente?
Cuanto más permanecemos en los mismos patrones mentales y emocionales, más reincidimos en las mismas situaciones, en un bucle de pensamiento- emoción-pensamiento que imposibilita la creación de algo nuevo.
Entender este concepto de adicción emocional nos lleva a la comprensión de por qué repetimos siempre las mismas conductas y obtenemos, como resultado, las mismas experiencias.
Llenamos nuestras carencias y alimentamos nuestras emociones, desarrollando una adición a ellas. Está claro que una adicción es algo que no puedes controlar, y si no puedes controlar tus pensamientos y tu estado emocional.
¿Quién está creando tu realidad?
Cuando tratamos de modificar nuestra forma de pensar y de sentir, el cuerpo reacciona pidiendo aquellas sustancias químicas que reconoce. La posibilidad de un nuevo Yo Creativo se ve atrapada en un cuerpo que necesita sensaciones ya conocidas, y si no ponemos atención a tal fenómeno, permitimos que nuestro cuerpo dirija nuestra vida.
¿Quieres un nuevo futuro?
¿Quieres una vida de rutina o quieres vivir la aventura de vivir creativamente?
Alrededor de la mitad de las conexiones nerviosas del adulto son heredadas genéticamente; el resto se crean durante los primeros años de vida. Si tenemos en cuenta que en nuestra vida influyen factores ambientales como el aprendizaje familiar, social y educativo, comprenderemos que las nuevas conexiones sinápticas que creamos refuerzan o inhiben aquellas que heredamos.
Dicho de otra forma, una persona puede tener una predisposición genética a desarrollar grandes capacidades creativas, pero el entorno puede disminuir o potenciar su desarrollo.
Gracias a la maleabilidad de nuestro cerebro, podemos fortalecer las conexiones positivas y mejorar nuestras habilidades creativas, eliminando así las conexiones neuronales que conducen a las adicciones emocionales y dificultan nuestro progreso.
La plasticidad cerebral nos permite desarrollar nuevas conexiones y, a su vez, debilitar aquellas que impiden el despliegue de nuestras capacidades.
Se trata de un mecanismo que se fundamenta en la creación de nuevos pensamientos y emociones y que, a base de repetición, debilita las antiguas conexiones neuronales.
Creamos, así, una nueva forma de ser y, por ende, un futuro más inspirador.